
San Pantxo, burro y apóstol
(Fragmento del manuscrito descubierto por Carlos Vidales bajo los muros de Jericó, Antioquia, Colombia)
San Pantxo el Orejón, burro y apóstol, ha sido recientemente declarado inexistente, no-persona, no-burro, por Su Santidad el Papa católico. No obstante este pequeño inconveniente, publicamos aquí este testimonio de gran valor ético. Creemos que, si bien es posible que el santo burro Pantxo no haya sido testigo presencial de lo que cuenta, también es indudable que Su Santidad el Papa tampoco es testigo presencial de lo que afirma. Y puesto que hablamos de asuntos de fe, que cada cual crea lo que quiera.
Este diálogo sagrado
ocurrió, según mi ciencia,
cuando Adán, con impaciencia
se presentó ante Jehová,
a pedirle por piedá
que lo escuchara en audiencia.
Adán:
Vengo a pedirte, Señor,
que me des una mujer
que me sepa complacer
y me trate bien bonito,
porque me siento solito
y empiezo a desfallecer.
Mira que aquí en el Edén
al repartir la baraja
saqué la carta más baja,
me tocó un juego nefasto,
a todos les tocó pasto
y a mí, Señor, pura paja.
Por eso te solicito
con el debido respeto,
que me saques de este aprieto
dándome una compañera
que me ayude, que me quiera,
y me mueva el esqueleto.
Jehová:
Tenés razón, hijo mío,
solito estás, ya lo veo;
aunque sos peludo y feo,
yo te hice a mi semejanza
y por eso sin tardanza
voy a cumplir tu deseo.
Pero como ya gasté
todo el aliento vital
en crear el mundo animal,
voy a precisar ahora
fabricar a tu señora
con tu mismo material.
Por eso te sacaré
con artes de cirujano
lo más bonito y más sano
que en tu cuerpo pueda hallar,
para con él modelar
un ser precioso y lozano.
Mas te advierto con franqueza
que observando tu organismo,
no puedo encontrar yo mismo
una partícula bella
para hacerte una doncella
con primor y virtuosismo.
Pues aunque quise crearte
a mi imagen parecido,
vos me saliste torcido,
porque después del esfuerzo
de hacer todo el Universo
yo estaba muy distraido.
Y lo único que veo
después de mi revisión,
es un huesito pelón
que tenés en el costado,
y que yo dejé olvidado
debajo del corazón.
Adán:
Señor, si vas a sacar
mi mujer de mi esqueleto,
yo voy a vivir inquieto:
ella, pa estar a mi altura,
será feminista dura
y yo quedaré incompleto.
Jehová:
Pensás como un macho bruto,
y te lo voy a explicar:
incompletos van a estar
ella y vos, pero al juntarse
juntos van a completarse
y así podrán procrear.
Lo que voy a hacer con vos
es una gran maravilla,
pues esta verdad sencilla
vas a escuchar, viejo Adán:
tus cachorros nacerán
del vientre de tu costilla.
Así, no tendrás derecho
a sentirte superior;
ninguno será el mejor,
cada uno será una parte,
y se unirán por el arte
y la magia del amor.
Adán:
Ahora sí entiendo, Dios mío,
te lo agradezco y te juro
que seré sincero y puro
y daré a mi compañera
el amor que ella requiera
y el respeto más seguro.
Dame pues mi mujercita,
que la impaciencia me lleva;
le daré por nombre Eva,
sácamela de una oreja,
del páncreas o la molleja,
pero nunca de una breva.
Sácala de una costilla,
sácala de donde sea;
la amaré cuando la vea,
le daré lo que me pida,
y mientras yo tenga vida
cumpliré con mi tarea.
Jehová:
Veremos si sos capaz
de cumplir con tu palabra;
para vos mi Gloria se abra
si hacés las cosas bien hechas,
aunque según mis sospechas
sos más loco que una cabra.
Adán:
Antes de irme, Señor,
yo te quiero preguntar
por tu manera de hablar
que me suena problemática:
tu Verbo es de una gramática
que yo no sé conjugar.
Jehová:
No te asombrés, viejo Adán,
así lo quiso el Destino:
yo hablo un idioma divino
y vos hablás castellano,
porque Adán es colombiano
pero Dios… es Argentino.
(Aquí termina esta parte
que a lo largo y a lo ancho
y sin mucho zafarrancho,
del fondo de su memoria
y siendo fiel a la historia
les contó el Profeta Pantxo.
Tal vez contará algo más
si hay salud y fortaleza;
todo sea por la grandeza,
el amor y la ternura,
la pureza y la hermosura
de Madre Naturaleza).
Vale.
San Pantxo el Orejón, burro y apóstol.
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