Los mayas jugaban con la cadera.
No jugaban football sino hipball.
Se castigaba severamente
al jugador que tocara la pelota
con la cabeza,
pues la cabeza estaba destinada
a calcular los movimientos de las pelotas del cielo,
donde los dioses juegan con sus caderas de tinieblas
y precipitan soles y galaxias
en esos agujeros negros,
dioses del hambre inmemorial
en cuyos hornos turbulentos
se fabrican los nuevos universos.
Carlos Vidales
Estocolmo, 2010
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