Cansadas, las criaturas
del ocio sin sentido
inventaron un dios.
Y le pidieron consejo,
pero el dios era mudo.
Y las criaturas lloraron
y rogaron.
Y dijo una criatura:
– Dios me ha hablado,
yo soy su mensajero,
he aquí su mandamiento:
– Me debéis amar
a mí y a nadie más
por sobre todas las cosas.
De lo contrario
os daré odio y castigo eternos
y tormento sin fin.
Y las criaturas se sintieron felices.
Carlos Vidales
Estocolmo, 13-03-2013
Carlos,
Que Dios se lo pague y màs…
Fé David…en la tierra.