Hay un reino que se cae a pedazos, con un rey y una familia real que se caen a pedazos, una clase empresarial y un sistema bancario y financiero que se caen a pedazos, un poder judicial que se cae a pedazos en el fango de la prevaricación y la desvergüenza, y un estamento político que se cae a pedazos en el descrédito y la corrupción. No es un reino imaginario en un país imaginario de una península imaginaria de un continente imaginario en un planeta imaginario, no. Es un reino concreto y tangible en estado y olor de descomposición concretos y tangibles. Y si este entramado de estafas, impunidades, mentiras y latrocinios no se hunde definitivamente en el torbellino purificador de una revolución, es solamente porque dos grandes fracciones de la sociedad están enzarzadas en una pugna irreconciliable: la primera adora sus cadenas y la segunda las prefiere a los riesgos y laberintos de la libertad.
Carlos Vidales
Estocolmo, mayo de 2012
Imagen: Giotto, El Juicio Final – Infierno (fragmento)