Fui dejando mis huellas y mis lágrimas
tendidas, como harapos, a lo largo del camino;
fue mi única forma de mantenerme entero
mi modo de crecer
mi último recurso de condenado a muerte.
Carlos Vidales
Estocolmo, 2000
Soy el geómetra existencial,
indagador de las líneas y las formas
que definen la invisible estructura del Universo
y su secreta relación con la conducta humana.
Con admirable paciencia he descubierto
verdades trascendentes, a tal grado
que se me pone la piel de gallina.
(La gallina es un ser maravilloso
cuya piel usamos para expresar las más intensas emociones)
Veamos.
Luego de arduas reflexiones, he puesto al desnudo
la ética miserable del cubo.
El cubo no es de confiar: tiene seis caras.
Por eso, los tahúres usan cubos
disfrazados de dados
para engañar a los incautos.
La línea recta
tiene mucha integridad, pero es estúpida:
va derecho al grano
sin pensar en los obstáculos
y por eso tiene corta vida
y no llega a parte alguna.
La línea curva es terca como una mula
y políticamente intransigente:
se desvía constantemente hacia el mismo lado
y si no encuentra quien lo impida
termina por cerrar el círculo vicioso
y morderse la cola de modo lamentable.
La hipotenusa, ¡ah, la hipotenusa!
solo vive para el triángulo amoroso
eternamente en yunta con sus dos catetos.
El péndulo es un genial estratega:
él sabe que para alcanzar las máximas alturas
hacia adelante,
debe tomar impulso
alcanzando las máximas alturas
hacia atrás.
Quienes ignoran este principio sano y sabio
podrán ganar alguna batalla
pero invariablemente perderán la guerra.
Y ahora viene lo mejor. No se distraiga.
¿Para qué tiene usted dos ojos?
Pues, para ver en tres dimensiones.
Esta admirable paradoja (2=3)
no es bien comprendida por algunos ciudadanos
que ven en tres dimensiones
pero piensan en dos.
Su geometría mental es plana:
anverso-reverso, ancho-largo,
blanco-negro, bueno-malo,
yo-ellos,
conmigo-contra mí.
Nunca han entrado en combate
pero viven en el imaginario infantil de la barricada:
“¡La barricada solamente tiene dos lados!”, gritan.
Claro: ellos del lado bueno, nosotros, del malo.
¿No es increíble?
Hasta el ladrillo más estúpido
es, cuando menos, tridimensional.
Y lo sabe. Sin ojos.
Algún defecto grave
hay en la geometría genética del humano.
Otra vez se me pone la piel de gallina.
He estado en muchas barricadas
y todas eran multidimensionales
con niveles, matices, contradicciones,
laberintos y formas y colores.
Un átomo es un sistema planetario.
Un ser viviente es un cosmos.
Una barricada es un universo en ebullición.
Y la piel de gallina
es la pantalla mágica, viviente y palpitante
de nuestra geometría emocional.
Eso es.
Carlos Vidales
Estocolmo, 2010-01-11
El Arcipreste de Hita
disfrutaba con humor
el goce del buen amor
en cama grande o chiquita;
así el poeta acredita
la inspiración verdadera
cuya pródiga cantera
es camastro estremecido
por el delirio encendido
de una yunta placentera.
Carlos Vidales
Estocolmo, 2010-01-09
Nota bene: Juan Ruiz, Arcipreste de Hita, nació probablemente hacia 1283 y escribió su obra durante la primera mitad del siglo XIV. Murió hacia 1350. Encarcelado por el Arzobispo de Toledo, don Gil de Albornoz, a causa de la controversia sobre el celibato eclesiástico obligatorio que entonces se intentaba imponer, escribió en la prisión el “Libro de Buen Amor”, en cuyas páginas se defiende el derecho de los clérigos a la convivencia amorosa “con hembra placentera”. Su doctrina humanista sobre la función saludable del amor y del acto sexual procede sin duda del “Manual de Salud” (Tacuinum Sanitatis), manuscrito ilustrado del siglo XI, escrito por el médico árabe Ibn Butlan de Bagdad (Abulkassem de Baldac). Diversas copias de este manuscrito circularon profusamente entre la gente letrada de Europa durante varios siglos, hasta que a mediados del siglo XVI se hicieron sus primeras publicaciones en imprenta. En el Tacuinum Sanitatis consta la necesidad saludable de realizar el coito con alguna regularidad y, además de los consejos de salud y precaución pertinentes, se acompaña el texto con la ilustración correspondiente, a todo color, según la figura anexa que he reproducido de mi biblioteca (Tacuinum Sanitatis, copia de Paris, folio 100v). Si alguno de mis lectores se siente escandalizado por mi décima, le ruego que se traslade mentalmente a la Edad Media para que pueda ver las cosas con la tolerancia de los clérigos de aquella época tan sabrosa. Vale.
Hablaba como profeta:
los poderes condenaba
y sus lacras denunciaba
mediante clave secreta;
así el prudente poeta
si quiere llegar a viejo,
ha de seguir su consejo
dando noticias del día
en forma de profecía
para salvar el pellejo.
Carlos Vidales
Estocolmo, 2010-01-07